David Ortiz habló con elCaribe en exclusiva desde Boston. El designado dijo que ya su cuerpo no aguanta más el rigor de una campaña en las Mayores
Fenway Park, Boston, MA. Muchos le aclaman, como si fuese un líder, que se sacrifique una temporada más. Lo que ignoran aquellos que no lo quieren fuera de las Grandes Ligas es que su cuerpo ya no da para más. David Ortiz está consciente de que todo tiene su final y el suyo está cerca. “La gente ni se imagina el sacrificio que esto conlleva. Ya es hora de continuar con la próxima etapa de mi vida”, dijo Ortiz a elCaribe mientras detallaba las razones por las que se retira de las Mayores.

“Para yo prepararme para un juego necesito de mucho tiempo”, dijo el Big Papi, quien el domingo estará en el partido final de serie regular de su carrera. 
“Para un juego de las siete de la noche, yo llegó aquí (al estadio Fenway Park) al mediodía para prepararme. Eso no es fácil”, expuso el dominicano con un rostro que no dejaba espacio a la menor sombra de duda de que hablaba firme y decidido.

El día de su entrevista, Ortiz tenía un partido diurno después de haberse ido tarde la noche anterior por un juego nocturno. La exigencia era mayor. “Yo vine esta mañana bebiendo café como un loco para sacudirme”, dijo con una sonrisa. “Porque yo abro los ojos. Mi problema no es despertar, es pararme de la cama y después que aquí (en el camerino) me pongan en forma para jugar y responder al nivel que me gusta jugar porque yo no sé jugar a medias”.

Para los que llevan anotaciones, David no ha tenido un solo impulso de arrepentimiento. “No”, dijo ante la pregunta de si había tenido a esa especie de “demonio interno” que con su tridente trata de hacer cambiar de opinión a los humanos con ciertas decisiones.

“No he pensado en eso. Una vez en la temporada jugando aquí me fui como lejos, pensando en que ya se acababa todo, pero fue rápido. No ha vuelto a pasar. Yo tengo una opción (puede llegar a 16 millones de dólares) garantizada para el año que viene. Solo tengo que ejercerla y ese dinero estará ahí, que no es malo. Pero ya está bueno. No es por dinero. Es irme a mi manera, bajo mis términos”.

Caso McCovey

El dominicano, cuyo promedio de bateo está en .321 con 37 jonrones y 124 cuadrangulares, ha recibido homenajes en distintos estadios de las Grandes Ligas. Uno de ellos, el realizado por los Gigantes en el AT&T Park de San Francisco, le dejó una lección de vida. 

“Ahí compartí con Willie McCovey”, dijo Ortiz sobre la leyenda de los Gigantes y a quien acompaña en el histórico club de los 500 cuadrangulares.

“Lo vi en silla de ruedas y eso me impactó porque la vida sigue después del béisbol. Todo esto va a seguir, pero hay otras cosas importantes que necesitan de uno. Mis hijos, mi familia, lo que deseo hacer con ellos y eso lo quiero hacer en condiciones”, afirmó. “Uno sabe de hoy, no de mañana. Por uno estar forzando cuando el cuerpo no aguanta como antes, lo que puede es buscarse un problema para el resto de su vida”. 

Por Yancen Pujols 
 
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